Sangre en el Serengueti
La crisis no perdona, cada día hay más empresas y empresarios en una situación desesperada, y todos esperamos que alguien de los que nos gobierna tome decisiones acordes con la gravedad del momento.
No podíamos imaginar que el criterio de reparto de ayudas sea como en los documentales de la dos, en los que un reportero echa una gacela para que la destrocen unas hienas, se peleen por ella a mordiscos y que solo pueda comer el más fuerte. Así parece que sean las “ayudas” que se están programando, gente desesperada en una página web, apuntándose para otras “ayudas” municipales, créditos abalados con los bienes de los empresarios por la obra y gracia de nuestro papá estado, y como no, la trampa de los ERTES.
Estamos todos perdiendo la dignidad. Hay gente que está desesperada, pasando penurias, y hasta hambre, y no hay nadie que nos gobierne. Eso, sin gobierno, porque cuando un gobierno se dedica a repartir el dinero como si fuera un camión de la ONU en un país en guerra, seguramente la ayuda no se reparta de una forma equitativa y solo se la lleve el más fuerte, sin pensar si antes de que salga el camión, algún amigo ya está abastecido.
Las empresas son una herramienta valiosísima para la administración, recaudan IVA, IRPF, seguridad social … y lo ingresan en la cuenta del órgano competente, sin que el estado gaste un céntimo en esa gestión; y generan riqueza. Sin empresas no hay impuestos, y estamos dejándolas morir.
Vamos a pasar a la ley de la selva, y volveremos a la subsistencia de la economía sumergida, al pago en B y al empleo sumergido, porque “de algo hay que vivir”.
Señores políticos, aún estamos a tiempo, si sabemos o queremos hacer. Necesitamos una ley laboral que permita una mayor flexibilidad en materia laboral y de recursos humanos, que se ajuste a la realidad económica y financiera actuales. Las ayudas han de ser directas, con criterios lógicos, en función de las necesidades de cada empresa en modo de condonación de impuestos, de seguridad social, hasta de condonación de ICOS. Y si fuera necesario, inyectar más liquidez a todos los españoles para incentivar el consumo.
Y ahora, pónganse a trabajar.
“Que buen vasallo sería, si tuviese buen señor” (El cantar de mío Cid)
José Rizo Soler
Vicepresidente UEPAL.