Área metropolitana, conurbación, área funcional, región funcional… Son muchos los términos que se llevan utilizando desde hace dos décadas, y de forma más intensa en los últimos años, para definir mediante planes autonómicos cuál es el papel que han de jugar Alicante y Elche para desarrollar todo su potencial económico y social. Un objetivo que viene de tiempo y que todavía no se ha puesto en marcha, fruto de los infructuosos intentos por dilucidar cuál ha de ser la interrelación entre dos ciudades de notable envergadura a escasos 20 kilómetros, de forma que ese potencial redunde no sólo en ambos municipios, sino en sus comarcas, buscando mayor cooperación en lugar de sólo competición. El último intento por encauzar la situación llegó el miércoles en la Cámara de Comercio de Elche Parque Empresarial, mediante un acto organizado por Uepal, en el que hubo cordialidad por parte de ambos alcaldes, Luis Barcala y Carlos González, de acuerdo en unir fuerzas, aunque volvieron a salir las inquietudes y dudas del pasado que entre otros asuntos, han mantenido este reto estancado.

Ante una sala repleta de empresariado de la provincia, representado por Uepal, Cedelco, Aefa y representación de la CEV por Alicante, así como los rectores de la UMH y la UA o la dirección de IFA, Carlos Mazón, hacía una pequeña introducción de aperitivo para el diálogo entre Barcala y González, aseverando que «la falta de unión entre Elche y Alicante es un desastre», en contraposición al «pragmatismo» de las patronales en su proceso de unión y actual colaboración. Se comprometió a arrimar el hombro para potenciar esa unidad de acción, destacando a Alicante como la referencia en servicios y transporte y a Elche como la capital económica e industrial. Una buena predisposición a la que se acogieron ambos regidores, de acuerdo en la colaboración en genérico, hasta que llegaron las concreciones y los matices.